¡Cuidado! En estos alimentos puedes encontrar salmonella


La salmonella es una de las causas más comunes de enfermedades transmitidas por alimentos en todo el mundo. Conocer qué alimentos son más propensos a contener esta bacteria y cómo prevenir la contaminación puede ayudar a proteger nuestra salud y la de nuestros seres queridos.

La salmonella es un género de bacterias que puede causar infecciones gastrointestinales, conocidas como salmonelosis. Los síntomas típicos incluyen diarrea, fiebre y cólicos abdominales, que generalmente aparecen entre 6 horas y 6 días después de la infección y pueden durar de 4 a 7 días.

 En casos graves, la salmonelosis puede llevar a hospitalización y, en raras ocasiones, ser fatal, especialmente en personas con sistemas inmunitarios debilitados.

Alimentos comúnmente asociados con la salmonella

Huevos y productos derivados: La bacteria puede estar presente tanto en la cáscara como en el interior del huevo. Productos que contienen huevos crudos, como la mayonesa casera, también son de riesgo.

Aves de corral: Pollo, pavo y otros tipos de aves de corral crudas o mal cocidas son propensos a la contaminación por salmonella. Es crucial asegurarse de que estos alimentos se cocinen completamente para matar cualquier bacteria presente.

Productos cárnicos: La carne cruda o poco cocida, incluyendo la carne de res y cerdo, puede ser portadora de salmonella. Cortar carne en una tabla de cortar contaminada también puede propagar la bacteria a otros alimentos.

Frutas y verduras: Las frutas y verduras frescas pueden ser contaminadas en varias etapas de la producción, desde el campo hasta la mesa. Es especialmente importante lavar bien los productos frescos antes de consumirlos, especialmente aquellos que se comen crudos.

Productos lácteos no pasteurizados: La leche y los productos lácteos no pasteurizados, como algunos quesos y helados caseros, pueden contener salmonella. La pasteurización, que implica calentar los productos a una temperatura específica para matar patógenos, es clave para prevenir la infección.

Mantener una buena higiene y ser diligente en la preparación de alimentos son pasos esenciales para proteger nuestra salud y la de nuestras familias.

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